Vettel en solitario
Una calamitosa avería en el alerón trasero móvil (DRS) de su Ferrari dinamitó todas las opciones que a priori tenía Fernando Alonso de subirse al podio en el Gran Premio de Bahréin, cuarta prueba de un explosivo Mundial de Fórmula 1. En cuanto echó mano de este dispositivo que ofrece a los monoplazas un plus de velocidad en recta cuando llega el momento de adelantar, el plano superior del ala se quedó abierto de forma permanente, obligando al piloto español a adelantar su primera parada en los talleres (séptima vuelta), donde los mecánicos de la Scuderia se lo repararon momentáneamente, solo hasta que él lo volvió a abrir nada más reincorporarse a la pista. Una segunda parada (novena vuelta) le desterró a las catacumbas del pelotón y despejó definitivamente el camino de Sebastian Vettel, que tras la victoria que logró en Malasia se convierte en el primer integrante de la parrilla capaz de repetir. Al cajón también se subieron Kimi Raikkonen y Romain Grosjean, su compañero en Lotus, completando un trío idéntico al de hace un año. Gracias a una eléctrica remontada que llevó a cabo sin opción de recurrir al DRS, Alonso cruzó la meta el octavo después de mantener un intercambio de golpes precioso con Sergio Pérez, que al final cayó del lado del mexicano.
Colocado en la pole position, Nico Rosberg solo pudo contener las embestidas de Vettel durante tres vueltas. A partir de ese momento, el tricampeón alemán se largó zumbando sin dar opción a ninguno de sus rivales. A base de vueltas rápidas, el chico de Heppenheim se trabajó la victoria de principio a fin, con unos primeros giros frenéticos para coger aire y un ritmo endemoniado durante toda la prueba. En definitiva, un ejercicio de seriedad y contundencia de mucho mérito, por más que la hinchada se quedara con las ganas de saber qué habría pasado si el DRS del F138 del asturiano no se hubiera estropeado.
“Todo se torció desde el principio”, reconoció Alonso nada más bajarse del coche; “la buena suerte no ha jugado de nuestro lado esta vez. Alguien puede pensar que lo de Malasia –abandonó después de un roce con Vettel que le dejó el morro colgando y tras decidir seguir en la pista, pero nadie dirá que lo de hoy, que se te bloquee el DRS, no es mala suerte”. El ovetense, que pierde un puesto en la tabla de puntos y queda en cuarto lugar, a 30 puntos de sub rival de Red Bull, reconoció que hubo momentos en los que estuvo a punto de volver a abrir el ala trasera, algo que le habría condenado aún más. “Tenía la tentación en todo momento, pero también instrucciones precisas de que no debía hacerlo”, zanjó el bicampeón de 2005 y 2006.
