Provodnikov dominó a Alvarado en 10
De una manera sencilla pero muy efectiva, sin sorpresas pero constante y consistente, Ruslan Provodnikov se convirtió en campeón mundial: Atacando.
Provodnikov (23-2-0, 16 ko’s) impuso ese estilo que siempre ha desarrollado sobre el ring, el del boxeador agresivo, fajador, que busca siempre atacar sin importar ser conectado, y de esa manera venció de manera categórica y contundente a Mike Alvarado (34-2-0, 23 ko’s) para conquistar el campeonato mundial Superligero OMB.
El boxeador ruso hizo gala de su fortaleza y agresividad, saliendo desde el primer round a imponer el poder de sus puños, lo que consiguió de inmediato, cuando sus primeras combinaciones fueron poderosas y efectivas.
Alvarado quiso boxear, quiso mantener la distancia y quiso pensar primero y ejecutar después, pero el peleador ruso no se lo permitió. Provodnikov salió a tirar golpes y a pelear en el cuerpo a cuerpo a un ritmo frenético, situación para la que Alvarado no tuvo respuesta.
Round tras round, el dominio de Provodnikov fue haciéndose cada vez más evidente, aunque Alvarado tenía sus momentos de brillantez.
Las piernas y la fortaleza de Alvarado ya no fueron tan competitivas en el octavo round, cuando Provodnikov aprovechó para conectar a placer, arriba y abajo, con ambas manos, mandando a la lona al “Mile High” en par de ocasiones.
Alvarado terminó el round lastimado, y así peleó el noveno, intentando remontar pero siendo vulnerable. El décimo round fue dramático para el héroe de casa, quien se vio lento, sin guardia y sin ataque, mientras Provodnikov le lastimaba un rostro que con cada golpe recibido, lucía más hinchado.
De manera atinada, la esquina ya no le permitió a Alvarado salir a combatir para el undécimo asalto, y en ese momento, el campeonato mundial cambiaba de manos.
Denver, la tierra de Alvarado, fue testigo de cómo un peleador con gran corazón, valentía, voluntad, fortaleza y combatividad, se proclamaba campeón mundial, mientras un peleador con gran corazón, dejaba el título en mejores manos.
