Cesc se vistió de Messi, como demandaba el guión por la falta del 10, y Alexis respondió al cartel de Chico Maravilla con el que alcanzó el Camp Nou desde Udine. El chileno percutió como asistente y como goleador, más liberado que nunca, por una vez protagonista. Acostumbrados a contentar a Messi, a buscar siempre al argentino, a quedar bien con el mejor, Alexis fue por fin Alexis de la misma manera que Cesc fue Cesc. La comunión de los dos delanteros resolvió un partido muy fácil para el Barcelona.
El Mallorca se venció de mala manera a la que tomó el 1-0. Hasta entonces, quizá porque pensaba que sin Messi es más fácil ganar en el Camp Nou, había alcanzado el área con facilidad, tanta como el Barcelona, rota y descontrolada como estaba la contienda, abierta de portería a portería, sin un jugador capaz de centrifugar el juego como es Messi. Cesc acabó con la incertidumbre en un abrir y cerrar de ojos y ya no paró hasta que fue sustituido en una concesión de Tito Vilanova.
El cambio después de su triplete abona las opciones de Cesc para ser titular contra el París Saint Germain siempre, claro está, de cómo se encuentre el 10. También competirá naturalmente por un puesto Alexis después de batir por dos veces a Aouate, siempre que se recupere de sus molestias, puesto que se retiró antes de tiempo, una vez hechos los cambios y dejó a su equipo con 10, nada grave dada la dimisión del Mallorca.
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